lunes, 30 de junio de 2008

¡España! ¡España!

La vida tiene estas cosas.
Tantas eurocopas, tantos mundiales, en algún bar con los amigos, o en casa de mi padre con mi hermano. O ese último mundial en el piso de o'donnell, con toda la ilusión de unos cuantos amigos y el cd de canciones de la selección que traía javi (¡qué crack!).
Y resulta que, por primera vez en mi (corta o larga, según para quién) existencia, gana España y veo la final aquí, en Khartoum, en.. ¡la embajada alemana!
Los cuartos y las semifinales los vi en casa de Fabrizio. En los cuartos éramos una mayoría de españoles y también bastantes italianos, más algún que otro francés 'despistado'. Rivalidad (sana), cánticos, buen rollo, nervios... ambientazo. En las semis desaparecieron casi todos los italianos, y allí quedamos unos cuantos españolitos. Vibrando con la roja. Y haciendo amiguetes. No se lo montan mal por aquí.

'Buf... ¿de verdad vamos a ir a la embajada alemana a ver la final?... es un poco extraño, ¿no?.. allí rodeados de alemanes...'. Al final, en la fiesta del sábado (otra, sí) me acabo de convencer de que vamos a tener apoyo... bastantes españoles tienen pensado ir, entre ellos el grupete de pilotos de Naciones Unidas, a los que ya me he encontrado en varias, y que van formando parte ya de mi panorama social. También se animan mis compañeros, los que han venido hace una semana para el proyecto. Bueno, se animan Fernando y Mehran, que vienen con otros dos españoles. A Stefan, como es Sueco, le pilla un poco más lejos todo esto y prefiere quedarse en el hotel.
También vienen los expatriados de la oficina... Brasil, India, Suecia,... tienen su representación en el partido... tiene su gracia ver al 'country manager' en camiseta y con bermudas...
Menuda bulla armamos allí los españoles. Animados por el gol de Torres, empiezan los cánticos. Los alemanes, muy educados (allí, aguantando el tipo como campeones, sin un mal gesto) y más discretitos. Sólo uno se arranca a grito pelado con un 'Deutschland! Deutschland!' para salvar el honor patrio...
Acaba el campeonato como nunca había acabado, no en todo el tiempo que estos ojos han podido verlo en directo, con España en el escalón más alto del podio... fiesta, celebración, apretones de manos con los caballerosos 'vencidos'... 'esta noche no dormimos' me dicen los españoles... un servidor, tras un rato, prefiere hacer un discreto mutis e irse a casa a echar una ojeada a los periódicos por internet y poner la tele, a ver si puede capturar alguna imagen de la fiesta que se debe de estar organizando por toda España... hoy sí que echo de menos estar en Madrid y palpar la explosión de júbilo. Y luego a dormir, que ya toca, aprovechando que aquí no habrá bocinazos en la calle toda la noche.
Dos o tres semanas de campeonato. Dos o tres semanas sin actualizar este blog, no por el fútbol, sino por otras muchas cosas que al final me han ido comiendo el tiempo (mentira, a las que les he ido cediendo vountariamente el tiempo). Los acontecimientos empiezan a ir más rápido que la crónica, algunos se habrán perdido en la marea y no tendrán ya cabida aquí.
No me aburro, no.

domingo, 15 de junio de 2008

Agua

Martes pasado, a media tarde. En un descanso del curro salimos a la terraza (hay terraza en la ofi), el cielo está muy oscuro y se ha levantado el viento, la arena revolotea por doquier. 'Esto va a ser una tormenta de arena, que yo aquí ya he visto dos' me augura un indio (de la India, no de los de las pelis de John Ford) que lleva por aquí un año. Así que pienso en irme prontito para casa, no sea que me pille de camino, llegar a casa y desde allí, sí, bien parapetado, entregarme sin riesgo a la excitación de la novedad a través de las ventanas: ¡mi primera tormenta de arena!

Al final la tormenta resulta ser de agua. Cae el primer chaparrón de la temporada durante un par de horas, intenso y breve. Se agradece el frescor a través de la ventana, ahora abierta, ahora que sé que no me voy a encontrar una duna en la cocina, un charquito de agua todo lo más.

Vuelve a caer algo los dos días siguientes, lo suficiente para refrescar el ambiente... y dejar charcos y barro por todas las calles no asfaltadas, que son la mayoría.

Ninguna fiesta este fin de semana, casi mejor porque necesitaba descansar un poco. Pero sí una excursión. Al Nilo. Más agua. Al norte de Khartoum de nuevo, en el Nilo azul (algo más al norte se juntan el Nilo azul y el Nilo blanco), que, la verdad, está bastante marrón, porque acaba de empezar su crecida y se ha llevado tierra y arena de aquellas partes donde, hace unos días, estaba seco. Me llevo el bañador puesto por si acaso, pero, como yo sospechaba, esto de que haya hombres y mujeres y ponerse en bañador, como que no se estila mucho por aquí, a los lugareños no les va a hacer mucha gracia. Así que me conformo con el paseo en barquita (a motor, eso sí), y con, en una de las paradas, sentarme en una roca, descalzarme y poner los pies en el agua. ¡Qué fresquita! La gozada que hubiera sido meterse entero con el calor que hace. Peeero....

Y al volver otra de agua. El agua del mar rojo, a la altura de Port Sudan, donde está la fibra óptica submarina que enlaza este país con el 'mundo de internet'. La fibra se ha roto, así que el país entero se queda sin conexión. Lo de la 'world wide web' sin el 'world wide' pues no sirve para mucho, la verdad.

Hace un rato ha vuelto la conexión (después de algo más de 24 horas...), así que aprovecho para actualizar el blog. Sin las fotos del Nilo, eso sí, que ahora mismo va muy lenta. Intentaré subir alguna cuando vaya mejor.

Ya no llueve. Vuelve a hacer un calor considerable. Y, con tanto aire acondicionado, me he acatarrado. Tiene narices la cosa.

domingo, 8 de junio de 2008

CAMBIOS

"Time may change me
But I can't trace time"
David Bowie - Changes

Ha sido una semana movidita. El martes pasado me mudé del hotel a un apartamento, así que aquí estoy, en la que ha de ser mi morada en los próximos tres meses (imshalla, como dicen aquí, o lo que es lo mismo, si dios quiere).

Bastante trabajo, hacerme a mi nuevo piso, más fiestas de fin de semana.. y van pasando los días, dos semanas ya.

Muchos pequeños acontecimientos... las amistades espontáneas y fugaces de los viajes, la unión en la confidencia de quienes, por unos días, no tienen pasado, ni entorno más que el de los compañeros de viaje... penúltimo día en el hotel, de repente esta persona, de semblante tan alegre los días anteriores, se suelta, los ojos se le humedecen un poco, lo justo para dejar salir la emoción contenida, pero sin montar un espectáculo... "perdonad que os cuente esto a vosotros ahora, pero aquí no tengo a nadie más y necesito soltarlo"... y lo entendemos, claro que lo entendemos, y la prisa por volver a la habitación porque ya hay sueño y mañana espera un largo día de reuniones e informes hace un elegante mutis, nos quedamos ahí escuchándolo.. porque es lo que necesita, que alguien lo escuche.. sí, lo que le acaba de pasar es una putada, estas cosas del corazón, qué enrevesadas son a veces... así que lo escuchamos un buen rato, y luego, en un pequeño pase de magia, cambiamos de tema, nos echamos unas risas, pasamos un rato divertido, y cuando cada uno se va por fin a su habitación, uno no siente que haya echo un favor... uno se siente un privilegiado por haber compartido un trozo de la vida de otro, de un cuasi anónimo que por unas horas se convierte en el compañero de camino al que se le ha vaciado la cantimplora, y no hay lazo más fuerte en ese instante que el turnarse cada uno para darle de beber de la suya.

Y luego unos se fueron y otros vinieron. Dos fiestas en una noche, no me puedo creer que esté volviendo a casa a las 5 de la mañana... el resto del fin de semana tranquilito, me lo prometo a mí mismo y cumplo bastante. Y vuelta el domingo (aqui se trabaja de domingo a jueves) a la ¿rutina? de la oficina. Dios santo, es cierto, la sensación al ir esta mañana ha sido de rutina... es increible.. lo rápido que nos acostumbramos, lo rápido que olvidamos, lo rápido que volvemos a recordar para luego volver a olvidar, lo rápido que nos ilusionamos, lo rápido que nos cansamos... qué constancia en la volubilidad.

Tanto que por un momento uno teme haber olvidado la espera. Pero no, está ahí, anclada, firme. No, no ha cambiado. A pesar del pinchazo, hoy, del silencio. Breve, ligero. Tu dolor es mi angustia, tu angustia es mi dolor. Yo no lo quise así, sucedió. Pero así lo quiero ahora. Y estoy en paz con ello. Determinado y en paz. Tu felicidad será mi oasis cuando hayamos aprendido lo que sea que tengamos que aprender.

¿Mañana? ¿Dónde estaremos mañana? ¿Dónde nos llevará el viento que sopla en nuestras velas desplegadas, ese viento que sin saberlo exhalamos nosotros mismos durante el sueño?

¿Querremos despertar algún día?

viernes, 30 de mayo de 2008

Piramides















Las Pirámides de Meroë. Meroë, a unos 200 km al norte de Khartoum, fue capital de Nubia entre 300 AC y 300 DC. Estas pirámides son mucho más pequeñas que las grandes pirámides egipcias, y la mayoría están en bastante mal estado, aunque algunas se han restaurado/reconstruido en los últimos años.














Rodrigo disfrutando de la sombrita (sí, parece que está haciendo otra cosa, pero no, aquello no era el baño de la pirámide...).





























Adivinad quién es el Canadiense...














El (corto) camino de vuelta desde lo alto de la duna lo hicimos (por un módico precio) en camello. Aquí una fotico con el chaval que guiaba al camello en el que fui yo.

Esto no es lo que me esperaba

Ahmed es egipcio (¿que os dije de lo nombres egipcios?). Ahmed lleva aquí un año y tiene LOS contactos.
Son las 3 y media de la mañana y volvemos al hotel. La fiesta ha estado muy divertida.
La fiesta, sí. En una casa. El anfitrión muy majo. Canadienses, colombianos, estadounidenses, alguna chilena (de santiago, sí, qué curiosa es la vida), egipcios y... españoles, claro. Ahmed nos abrió el camino a la fiesta. Jorge y Rodrigo se vinieron, y también su compi canadiense, Donald. Jorge y Rodrigo llevan aquí unos 4 días y se van dentro de 6, son 'del curro', aunque han venido para otro proyecto, sólo para dos semanas. Los dos últimos días hemos cenado juntos, unos tipos majos (bueno, a Rodrigo ya lo conocía bastante de antes) . Al menos han estado en una fiesta antes de irse. Me da que a mi me quedan unas cuantas.
El próximo jueves la fiesta será en casa de Ahmed, y supongo que me encontraré más o menos a las mismas caras (más alguna nueva, seguro). Vamos estableciendo la 'red de contactos'. Ya tengo un teléfono, el jueves que viene tendré algunos más. Así funciona. Conocer a la gente adecuada. Fiesta en casa de uno, fiesta en casa de otra. Y alguna día tocará hacerla en la propia (a ver si me dan un apartamento que mole...).
¿Qué os creías, que este blog sólo iba a tener entradas 'profundas'? Me lo acabo de pasar de puta madre. Es gracioso. Las cosas no son (casi) nunca como uno se las espera. Creo que me voy a echar unas cuantas risas aquí.
En unas horitas, salimos rumbo al norte, a ver las pirámides (las de Sudán), a unos 200 km al norte de Khartoum . Prometo fotos (a ver si no se me olvida la cámara).
Vaya primer fin de semana. Co-le-ga.

Como decían los Beastie Boys:
'You gotta fight
For your right
To party'

Cheers, mates!

PD: Aunque se lo esté pasando de miedo, Ariza no se olvida del motivo de la espera. Se puede distraer, divertirse, disfrutar del presente, pero no olvida la búsqueda y su objetivo. Una búsqueda, una espera paciente, a largo plazo. Pero está marcada a fuego en su ser. Lo acompaña vaya donde vaya, haga lo que haga. Y nada va cambiar eso.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Adquiriendo nuevos hábitos

Cuatro días aquí y ya me voy haciendo a la rutinilla, voy encontrando mi espacio. Resulta curioso como en tan poco tiempo se te quita la tontería del apego a tu pequeño entorno, que te tanto te ha costado dejar pocos días atrás. Supongo que las luces de neón de la novedad (y entiéndase la metáfora en luces de neón, que por aquí hay más bien pocas, al menos en lo que he visto hasta ahora; no, no es precisamente Las Vegas esto, aunque desierto debe de haber para vender a peseta el metro cuadrado y hacerse millonario) influyen, y que cuando el brillo de éstas vaya haciéndose más tenue irá ganando terreno la morriña. Pero, como ahora no estoy en ese punto, para qué anticipar.

La gente está siendo muy agradable, la del trabajo principalmente, porque aparte de ellos y de los conductores (al personal del hotel no lo cuento, porque ser amable es su trabajo, aquí o en Vancouver) tampoco ha habido mucho intercambio con gente local. Mi compi Mohamed (hacemos equipo en la gestión del proyecto para el que he venido) es un tipo muy majete y por ahora hay muy buena sitonía. Por cierto, por aquí el nombre más común es Mohamed, mientras que en Egipto es Ahmed. En un mail de un proyecto que llevamos el año pasado con Egipto, de 8 que estaban en copia ¡5 o 6 se llamaban Ahmed!

Del curro no voy a hablar porque no es éste el sitio. Simplemente decir que ha empezado fuertecito, estamos arrancando y hay muchas cosas que atar.

En esta ciudad (el resto del país no lo conozco y probablemente no llegue a conocerlo) se encuentra uno una curiosa mezcla: la mayoría de la gente es de raza negra, pero son de cultura (e idioma) árabe y de religión musulmana. Había estado en países del África negra y en países de Oriente Medio, por eso me resulta curiosa esta mezcla, esta 'transición' entre dos mundos que ya conocía (un poco).

A uno le sigue sorprendiendo, aunque lo haya experimentado bastantes veces ya en otros lugares, cruzarse con alguien completamente desconocido y que le salude y le dedique una sonrisa, sin pedir nada a cambio. A uno le sorprende porque no se estila en su ciudad. A uno le sorprende y le agrada, y contesta con otro saludo y su mejor sonrisa. Y uno anda cuatro pasos más con la sensación de haber recibido un regalo. En estas ocasiones siempre me vienen a la mente las palabras de mi profesor de filosofía de cou (bueno, el equivalente francés al cou de entonces) en burdeos, que decía que saludar a alguien equivalía a reconocerlo como ser humano. Y a mí me da que cada vez que uno se olvide o niega la naturaleza humana de otro, lo que está haciendo es olvidar o negar la propia. En fin, a uno le da por pensar, a veces demasiado.

Sigo bien. Mañana será otro día. Otro comienzo. Cada día debería ser un nuevo comienzo. Cada minuto en realidad. Cada segundo.

Hasta mañana.

lunes, 26 de mayo de 2008

Hola Khartoum, yo me llamo Loïc

No me apetecía cenar solo en el hotel. Cenar solo en un sitio público, la verdad, no es que me suela apetecer. Pero en el restaurante del hotel aun menos. Así que me he acercado al 'Afra Mall', en Africa Road (muy cerquita del aeropuerto) y he cenado allí, al menos estaba rodeado de algo de 'vida local', aunque probablemente sean de los locales más pudientes, una minoría vaya.

Sí, estoy en Khartoum, Sudán. Llegué ayer y en realidad casi no me ha dado tiempo a nada. Entre los trámites, el trabajo, que ha empezado fuertecillo y enviar algún que otro mail para que sepan que estoy bien, aquí estoy, escribiendo esto y a punto de acostarme.

Llegar en el avión y pensar que voy a estar por aquí tres meses me ha dado una sensación extraña, un pelín de agobio en realidad. No porque crea que voy a estar a disgusto aquí, en el muy poco tiempo que llevo tengo la sensación de que voy a estar bastante bien (me puedo equivocar, claro, ya veremos). Sino por saber que a mucha de la gente a la que quiero no la podré ver y que no tendré acceso a 'mi entorno' más que por mail. El viernes, preparando la maleta, me acordé de la canción 'Starlight' de Muse, y ese comienzo:

'Far away, this ship is taking me far away
From the people who care if I live or die'

A mí me parece una definición muy bonita y muy acertada. 'Las personas a las que les importa si vivo o muero'.

En cualquier caso, me doy cuenta de que esto es cómo el vértigo: si uno mira hacia abajo, en este caso hacia todo lo que queda por delante, le entra una angustia grande. Si, en cambio te vas fijando en el movimiento mismo, en cada día, en cada cosa a su momento, cuando te das cuenta ya estás pisando el suelo. Y además disfrutas de la experiencia. Así que, más que nunca, a vivir el presente. Y el futuro ya vendrá y traerá lo que tenga que traer.

Entre nosotros, aunque es cierto que estoy lejos del hogar, en parte, y así me siento, no estoy más lejos de lo que estaba hace tres días.

Pero a Ariza le toca ejercer la paciencia, en Madrid o en Khartoum. Hay cosas por las que vale la pena esperar, incluso aunque nunca llegaran.

Buenas noches.